Ben Vautier interpretando a George Maciunas. Flux Festival, Fluxhall, Nueva York, 1964. |
ARTE
Para justificar el estatus elitista, profesional y
parasitario del artista en la sociedad, debe demostrar la indispensabilidad y
exclusividad del artista, debe demostrar la dependencia del público con
respecto a él, debe demostrar que nadie más que el artista puede hacer arte.
Por lo tanto, el arte debe parecer complejo, pretensioso,
profundo, serio, intelectual, inspirado, habilidoso, significativo, teatral,
debe parecer calculable como una mercancía, de modo que le proporcione
un ingreso al artista.
Para elevar su valor (el ingreso del artista y la ganancia
de sus patrocinadores), el arte se hace para que parezca raro, de cantidad
limitada y por lo tanto obtenible y accesible sólo para la élite social y las
instituciones.
FLUXUS ARTE-DIVERSIÓN
Para establecer el estatus no profesional del artista en la
sociedad, debe demostrar la dispensabilidad e inclusividad del artista, debe
demostrar la autosuficiencia del público, debe demostrar que todo puede ser
arte y cualquiera puede hacerlo.
Por lo tanto, el arte-diversión debe ser simple, divertido,
no pretencioso, preocupado por las insignificancias, que no requiera
habilidades o ensayos
interminables, que no tenga valor ni institucional ni como
mercancía. El valor del arte-diversión debe reducirse haciéndolo ilimitado,
producido en masa, obtenible por todos y eventualmente producido por todos.
El arte-diversión fluxus es la retaguardia sin ninguna
pretensión impulso de participar en la competencia de “llegar a otro nivel” con
la vanguardia. Apela por las cualidades monoestructurales y no teatrales del
evento natural simple, un juego o una broma. Es la fusión del Vaudeville de
Spike Jones, la broma, los juegos de niños y Duchamp.
Manifesto on Art / Fluxus Art Amusement. George Maciunas, 1965.
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